lunes, 14 de marzo de 2011

El maestro en su laberinto

Antes que nada quisiera dejar en claro mi admiración por Horacio González, sagaz intelectual, dueño de una prosa impecable. Pero esta vez pisó el pasto. No quiero detenerme especialmente en el análisis de la censura, ni si existió efectivamente o no, pero quiero dejar en claro que repudio enérgicamente el rechazo de la invitación a Vargas Llosa a inaugurar la Feria del Libro. Tampoco nos horroricemos, está claro desde el principio que este no es precisamente un gobierno que dé plenas libertades a cualquier persona para expresarse. Citemos, sólo para molestar, el caso del casino flotante, el de los trabajadores del banco francés, el de la enorme cantidad de presos políticos, el del asesinato de Mariano Ferreira, entre otros. Ja, ahí están los que no reprimen la protesta social! Bueno, éste es un ejemplo más de la intolerancia del gobierno popular, el de los derechos humanos.
Lo que me llama particularmente la atención es que venga de renombrados personajes como González. Y no me vengan con que se malinterpretó, se tergiversó, ni nada de eso, como intentó argumentar en una nota de Página 12. Leí las declaraciones de ambas partes y la verdad es que le dan argumentos a la derecha, se la dejan servida a derechosos como Vargas Llosa, así no vamos para ningún lado. Pero bueno, lo que me molestó fundamentalmente fue lo que ví en una entrevista que le hicieron a Horacio González en el programa Palabras más, palabras menos de TN. El brillante sociólogo intentó salvar su accionar con el argumento de que para él era preferible un escritor argentino para inaugurar el evento. Ay, ay, ay. Es una intentona que perfectamente podría caber en la boca de Luis Juez, o del polémico (¿?) Moreno, pero nunca en una figura como la del director de la Biblioteca Nacional! Es decir, no importa la calidad de profesional/pensador/intelectual que uno sea, basta con haber nacido unos centímetros más allá del límite arbitrario impuesto por la oligarquía dominante de la época para que uno sea desacreditado totalmente. No soy digno, nací más allá. O sea, si por ejemplo, yo soy un aplicado militante revolucionario que doy mi vida por la liberación de un continente, tengo menos derecho que un miembro de la más retrógrada burguesía terrateniente pampeana que busca sacar tajada y aumentar su bolsillo ahogando en la miseria mas áspera al campesino nacional, sólo por haber nacido del lado de allá. –Ey, Che Guevara, ¿a dónde vas? Te quedás acá viejo, que Cuba ni Cuba, usted es argentino así que se me queda paradito ahí y no jode a nadie. Los yanquis, felices. Y encima me tengo que bancar que estos tipos me digan que soy funcional a la derecha.
Otra mentira más del gobierno nacional y popular. Lo que duele es que esta vez la puñalada venga de una persona tan respetable, con una historia de militancia intelectual de izquierda. Porque este gobierno claramente no es de izquierda, pero tiene en sus filas a algunos militantes que sí lo son. Aunque cueste escucharlos, hay que dejar que los representantes de la derecha se expresen libremente en los espacios que les tocan, porque en este mundo hay de todo y son hermosas las discusiones con altura. Hay que dejarlos hablar, porque sino se les da más tela para cortar, y personas como González terminan cayendo en argumentos vulgares y sin sustento.

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