sábado, 25 de junio de 2011

La TV y "El Puntero"

Últimamente en la televisión abundan los programas de género periodístico que intentan mostrar los ‘perfiles ocultos’ de la marginalidad. Generalmente se trata de entrevistas mano a mano a presos, villeros, ladrones, etc.; de lo que se trata es de dar cuenta y exponer en la TV la particular situación de algunas personas que son extrañas a la clase media. La ‘gente’ mira al pueblo a través de la pantalla y descubre con horror la cotidianidad de la violencia y los abusos. A su vez, para los sectores ‘populares’ estas acciones no resultan tan extrañas pero los seducen por televisión, de manera que el producto se trasforma en muy vendible para muchos sectores.
Este es el caso de los programas que muestran la vida de los delincuentes dentro de la cárcel, de algunos villeros que cuentan sus robos, y de chicos que viven en la calle y relatan sus andanzas y la lucha por sobrevivir al margen de cualquier asistencia social. Pero también este mecanismo está presente en los programas que siguen en tiempo real el accionar de la policía, siguiendo los operativos que se llevan a cabo en el conurbano bonaerense.
La cuestión es la siguiente: estas producciones crean una imagen distorsionada de los conceptos de delincuencia y fuerzas de seguridad que apunta a naturalizar la marginalidad y la represión. No hay que olvidar que las personas que están en una cárcel son presos, y que están cumpliendo su condena porque cometieron un delito. La TV construye una imagen ‘tierna y correcta’ de personas que son socialmente cuestionables. Una cosa es denunciar las malas condiciones de las cárceles argentinas y cuestionar los procesos judiciales, y otra muy distinta es presentar a personajes que cometieron un delito como si fueran víctimas del sistema penal. Para aclarar: hay que identificar los procesos que catapultan a los jóvenes hacia la delincuencia y cambiar las estructuras sociales para que esto no pase más. Pero, a su vez, es necesario sancionar a quiénes corrompen los valores sociales y a quiénes atentan en contra del funcionamiento de la sociedad. Es básico para que podamos vivir todos adecuadamente. Y esto no tiene que ver con ideologías de izquierda o derecha.
También pasa esto con los programas que muestran los operativos policiales. Intentan humanizar a una de las instituciones más corruptas y abusivas del sistema represor. La policía mata, delinque y trafica, y esto no es denunciado por las cámaras de TV. No hay, para ellos, ni gatillo fácil, ni corrupción, ni maldita policía, ni narcotráfico, ni complicidad política. La policía aparece como encargada de solucionar los problemas de la gente y ayudar al ciudadano; a esa policía, yo no la conozco!
Pero ahora apareció un nuevo producto que transforma (siempre en la clase media) la imagen del accionar clientelista del peronismo en la provincia de Buenos Aires. Estuve viendo “El Puntero” y creo que tiene un par de cositas que quiero destacar. Por un lado, y creo que es lo más grave, muestra al clientelismo como una actividad ‘sana’, y a sus cabecillas (los punteros) como los encargados de llevar a cabo el desarrollo progresivo del barrio. El clientelismo es lo más nefasto de la intervención política en las barriadas; no construye, sino que sólo hace a cambio de apoyo político, maneja los planes sociales, la corrupción, la delincuencia y el narcotráfico.
Por otro lado, el programa no denuncia ni expone la delincuencia o la corrupción de estos personajes ni su poco compromiso con el bienestar del barrio. Tampoco menciona su participación en el tráfico de droga y, desde luego, no señala la necesidad que tienen los punteros de que se extremen las situaciones de marginalidad para poder continuar con sus negociados.
No es necesario que exponga acá todo lo que hacen los punteros, sólo quiero destacar que a través de este nuevo programa se está creando una imagen equivocada de las relaciones clientelistas en el conurbano. Los punteros no se preocupan por los problemas del pueblo, tal como aparece en la ficción, sólo intentan sacar provecho de las situaciones desesperantes de quiénes viven en la marginalidad.
La TV tiene las herramientas para influir en las percepciones que podemos tener de las circunstancias y los personajes cotidianos. Esto da cuenta de la derechización de los medios de comunicación y de los intereses que ellos defienden, subestimando el poder de análisis de la sociedad. Depende de cada uno de nosotros develar estos mecanismos y denunciarlos.